Brillante artículo del segorbino Germán Reguillo Simón donde pone en evidencia el anticlericalismo del recién nombrado secreterario general del PSOE, Pedro Sánchez

LOS "PRIVILEGIOS" DE LA IGLESIA CATÓLICA, por germán reguillo simón

 El día tres de enero del año 1979 se firmaron los acuerdos entre la Iglesia Católica y el Estado. En el artículo primero se reconocía a la Iglesia el derecho de ejercer su misión ateniéndose a los pactos firmados de conformidad con las leyes vigentes. Lo que tendría como mejor fin servir a los hombres -una leal colaboración entre ambos poderes-, a veces por intereses políticos, o por celos, se convierte en una confrontación radical debido al casposo y anticuado anticlericalismo de muchos partidos de izquierdas.

No se entiende desde el sentido común, que en la campaña electoral de Pedro Sánchez, el recién estrenado líder socialista, acabar con los privilegios de la Iglesia (sic) sea uno de los puntos esenciales de su programa. No lo entiendo. No lo puedo entender. Y como dice el Papa Francisco –aviso a los navegantes- (“Evangeli Gaudium”) “¿quién pretendería encerrar en un templo y acallar el mensaje de san Francisco de Asís y de la beata Teresa de Calcuta?. Ellos no podrían aceptarlo.”

Si hay unos hombres que en esta sociedad hedonista dan ejemplo de sobriedad, de pobreza y de austeridad son los 20.000 sacerdotes de la Iglesia Católica. Conozco a muchos de esos sacerdotes que con dos o tres doctorados, posponen la utilidad que ello les podría reportar en la sociedad civil, para mejor servir a los hombres desde la trascendencia. Si los numerosos indigentes que recorren nuestras calles saben muy bien cuales son las puertas que nunca se les cerrarán, son las puertas de las parroquias o de las instituciones católicas. 22.700 parroquias, 13.000 fundaciones, 4.000 entidades. Dos millones de personas beneficiarias de los programas asistenciales destinados a los discapacitados, a los enfermos del sida –como por ejemplo esas Hermanas de la Caridad que los atienden en el Paseo del Santo, de Madrid.

El cuidado de los ancianos abandonados –por cierto, ante la gravedad del problema creado, a veces- por unos hijos desnaturalizados-, el Papa Francisco está insistiendo mucho en su atención material y afectiva-, la atención a los reclusos, a las madres solteras, a los inmigrantes e indigentes, etc. Solamente los 5.600 establecimientos de Cáritas atienden a un millón de personas, cuyo servicio está atendido en un 90 % por voluntarios. Todo ello explicaría la gran contribución de la Iglesia Católica – y de las familias- a mitigar los efectos inhumanos de la grave crisis económica que todavía padecemos.

Sin ir más lejos, en Castellón tenemos la extraordinaria labor llevada a cabo con los más necesitados desde hace más de cuarenta años, por el padre Ricardo y que ha merecido el reconocimiento social de muchas entidades, entre ellas el Premio a la Solidaridad de la Cruz Roja; o los Padres Mercenarios dedicando su vida a los reclusos y a los drogadictos. Las Hermanas de los Pobres, atendiendo siempre con una sonrisa, a los ancianos más necesitados de una buena alimentación, de ropa limpia y sobre todo del cariño que no han sabido darles los suyos. Y no quiero olvidarme, entre tantos, de la ingente labor llevada a cabo por los Voluntarios de las Conferencias de San Vicente de Paúl, siempre en primera línea, codo con codo, con los más necesitados. Y podríamos seguir citando a muchas más instituciones de la Iglesia Católica dedicadas a estas tareas.

Y yo le pregunto a don Pedro Sánchez: ¿son estos los privilegios de la Iglesia Católica?.

Germán Reguillo Simón.
Doctor en Derecho.