9.7.15

El Papa Francisco no estuvo afortunado. Ni en Quito ni en la Paz.


Un inmenso dolor como hijos de la Iglesia hemos de reprochar al Papa Francisco, que comenzó su intervención en Quito con unas durísimas e innecesarias palabras contra España, alabando el grito de Hispanoamérica de hace 200 años por su liberación, por haber estado “oprimidos, saqueados y sometidos” por los “poderosos del momento”.



Creemos que España no se merece esto: una Nación que se abrió las venas para evangelizar un continente entero (eso sí que era ir a las periferias), que les reconoció desde el principio estatuto de hombres iguales a los hispanoamericanos (desde la teología de la Universidad de Salamanca), y que llevó a América la Cruz, su lengua, su Derecho y su urbanismo, entre otras miles de cosas, no se merece esto. De seguro que algunos cometieron abusos, pero esta enmienda a la totalidad nos parece profundamente injusta, o malintencionada.

Las palabras exactas del Papa Francisco fueron: “El Bicentenario de aquel Grito de Independencia de Hispanoamérica. Ése fue un grito, nacido de la conciencia de la falta de libertades, de estar siendo exprimidos, saqueados,«sometidos a conveniencias circunstanciales de los poderosos de turno»” 7.07.2015             

Por el contrario el Papa San Juan Pablo II el 31 de octubre de 1982 dijo: Vengo atraído por una historia admirable de fidelidad a la Iglesia y de servicio a la misma, escrita en empresas apostólicas y en tantas grandes figuras que renovaron esa Iglesia, fortalecieron su fe, la defendieron en momentos difíciles y le dieron nuevos hijos en enteros continentes. En efecto, gracias sobre todo a esa simpar actividad evangelizadora, la porción más numerosa de la Iglesia de Cristo habla hoy y reza a Dios en español. Tras mis viajes apostólicos, sobre todo por tierras de Hispanoamérica y Filipinas, quiero decir en este momento singular: ¡Gracias, España; gracias, Iglesia en España, por tu fidelidad al Evangelio y a la Esposa de Cristo!”

Tampoco ha estado afortunado el Papa Francisco en La Paz, aceptando el regalo blasfemo de Evo Morales, un Cristo crucificado sobre el símbolo comunista de la hoz y el martillo. El comunismo sí que es explotación y falta de libertad, y no la colonización española de América.

Fdo: Plataforma2003

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