31.7.20

Se fue Paco Frutos, el comunista que no renegó de ser español

Paco Frutos Gras no era de esos interesados en un puestecito y en llepar subvens de la Gene. Cuando la mayoría de la izquierda justificaba las aberraciones nacionalistas por aquello de que al ser antifranquistas eran, en el fondo, compañeros de viaje, Paco Frutos dijo basta.

Se atrevió a llevarle la contraria a muchos de los suyos y gritar a los cuatro vientos cual era la naturaleza del nacionalismo que había calado muy bien ya desde su Calella natal.

En un antológico discurso para enmarcar, el 29 de octubre de 2017, Paco Frutos dijo esto:

“Permitidme que utilice un poco el lenguaje del adversario: yo soy un botifler. Soy un traidor a mentiras, a historias que os inventáis todos los días, desde 1714 a todas las demás. Yo soy un botifler contra el racismo que estáis creando, el racismo identitario. Soy un botifler contra el dogmatismo sectario que preconizáis, que aplicáis o intentáis aplicar en toda la sociedad catalana. Y además soy un botifler porque nunca justificaré las corrupciones y corruptelas, ni de las de aquí ni las de allá, si las mías ni las suyas, ninguna.

Qué puedo decir yo, de gente que envíe a niños y niñas de 17 años y menos a manifestarse por Barcelona, con una pancarta que dice «contra el franquismo», con las fotos de todo el mundo y de Franco. Eso es algo miserable, es miserable. Recuperando el término «botifer»: los botiflers reales sois vosotros. Porque traicionáis a la gente trabajadora, porque enfrentáis a la gente sin motivo algo, porque os cargáis la libertad, la democracia y la palabra de los que no piensan igual que vosotros.

Una recomendación, permitidme una recomendación, como amigo. Deteneos, deteneos. Recuperad el seny. No hagáis que la gente tenga más angustia, que pase más penas, que se sienta estafada por todo lo que han defendido durante estos años. Deteneos. Acabad con esto, acabad con estas mentiras y con el odio, porque se sabe cómo empiezan estas cosas, pero no cómo acaban. Ningún tipo de nacionalismos. Permitidme que os recomiende, aunque no venga al caso, un libro de Stefan Zweig sobre los inicios de la primera guerra mundial. Aquel optimismo, aquel nacionalismo que había en los pueblos, que unos iban a vencer a otros. Veinte o treinta millones de muertos. Europa destruida. Y así hemos seguido. Los nacionalismos destrozan el mundo, destrozan el corazón: los grandes nacionalismos y también los pequeños. Yo os hablo, para acabar, en nombre de personas, de grupos, de organizaciones de la izquierda plural y no nacionalista. Y además, haciendo un reproche a esta izquierda cómplice, que dice que no es nacionalista pero que se va detrás de los nacionalistas, que les baila el agua, qué hace esa izquierda, que no está aquí? ¿Qué hace esa izquierda que no está aquí, con la izquierda real, que sí está?”

Palabras hoy más vigentes que nunca, que el PSC y sus chachas digitales deberían tatuarse en las rodillas que hincan cada mañana ante el nacionalismo.

Paco Frutos nos ha dejado y con él perdemos a una persona honesta y valiente. Los dolços te echaremos de menos, aunque confiamos que tu ejemplo sirva para que a muchos más en la izquierda (i també a la dreta) se les caigan los velos que enturbian su mirada cuando se trata de observar el nacionalismo. 

Descansa en pau, Paco.

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