Carmelo García de Izquierda Unida de Castellón quiere que su ciudad sea la primera en acabar con la Fiesta Nacional.

El candidato de EU propone que la plaza de Castelló sea la primera de España en la que no se maten toros

Carmelo García insta a comprar el coso para dedicarlo a cultura, juventud y ONG


El candidato de Esquerra Unida a la alcaldía de Castelló, Carmelo García, avanzó ayer una de las propuestas que incluirá en el programa electoral: convertir Castelló en una «ciudad libre de maltrato a los animales». Una idea que gira, principalmente, sobre la gestión de la plaza de toros, que García pretende reconducir a terrenos relacionados con la cultura, la juventud y las organizaciones no gubernamentales

García pretende que «la plaza de toros de Castelló sea la primera de España en realizar corridas de toros sin sangre y muerte». Una iniciativa que está cuajando en otros países, como Portugal, y que la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, defendió, a título individual, hace unas semanas, con la subsiguiente avalancha de críticas feroces de los llamados amantes de la fiesta.

Si la idea de García fructificara -para lo que sería necesario que EU obtuviera representación electoral e influencia en la conformación del próximo gobierno municipal-, «las corridas de toros de la Magdalena 2007 serían las últimas de la historia de Castelló en las que se maltrate a un toro».

García se hizo eco ayer de las declaraciones de portavoces de la propiedad de la plaza y de su interés por desprenderse del coso taurino. El candidato de EU planteó la necesidad de que el Gobierno que resulte de las elecciones del 27 de mayo afronte las negociaciones para la adquisición del inmueble. La intención de García es evitar un «pelotazo» urbanístico, de ahí que, según explicó a los medios de comunicación, la compra se ha de efectuar desde la condición de que se trata de una zona dotacional.

La plaza se convertiría, entonces, en un espacio de encuentro cultural (arte, teatro, música, circo, mítines, convenciones...), con la posibilidad de aprovechar los bajos para instalar puestos permanentes del denominado comercio justo y de venta de productos ecológicos. El muro que rodea el edificio se demolería y se ganaría espacio de uso público.



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