10.12.08

Barrachina acusa a Zapatero de "burlarse de la Comunitat" en materia de agua y critica que "solo haya ejecutado el 25% de las obras prometidas"

· Asegura que "a pesar de que las obras tenían carácter de urgencia para compensar la injusta paralización del trasvase del Ebro, la desidia y la lentitud han sido permanentes en la ejecución de las obras"
· Denuncia "la asfixia a la que la Confederación Hidrográfica del Júcar, dependiente del Gobierno central, está sometiendo a los municipios de la Comunitat, a los que a través de sus informes negativos injustificados niega el desarrollo urbano"

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3 comentarios :

Anónimo dijo...

¡¡anda!! como Calvo.

Anónimo dijo...

...y como Camps "el ausente".

Anónimo dijo...

No me creo nada de Rajoy y los suyos. La preopación gesticulada por los parados, ese maniqueísmo por incidir en los dramas humanos y la puesta en escena forzada de aquellos que nunca se han preocupado por los más débiles, parados, pensionistas y colectivos vulnerables, supone una estrategia premeditada y teatrera que se utiliza con el único afán partidista y sectario al que nos tienen acostumbrados los dirigentes del PP, con un molesto tufo cínico y populista barato bastante desagradable, que no hace otra cosa que mostrarnos la cara más oscura de la derecha económica, política y "social" española.



Culpar de la crisis económica y de los parados al gobierno de España es una verdadero insulto a la inteligencia. Es una afirmación sectaria carente del más mínimo sentido común. No se sostiene bajo ningún concepto ni teoría, no es una premisa aceptable. Criminalizar, hasta el punto de echar en cara las desgracias personales de los desempleados, al gobierno, es una fatalidad para nuestra sociedad, una lacra que decepciona por la total la carencia de valores, por no decir de decencia, que demuestra nuestra opisición política en España. Un "atrevido" disparate que ningún partido "opositor" en Europa y Norte América se ha dignado a plantear en sus respectivos parlamentos. ¿Por qué para Rajoy la culpa es de Zapatero y para el resto de líderes internacionales el problema es mucho más serio que eso?
Por un lado, el modelo económico que nos ha regido esta última década fue diseñado por anteriores gobiernos, muy en especial por los del señor Aznar, quien apostó por una economía poco productiva basada en el ladrillo y la especulación urbanística. Es patético ver como la derecha critica su propia creación, aquella forma de hacer política milagro que nos trajeron los Rato y compañía para sacarnos de la "miseria"; es como si mañana Zapatero renegase del gasto social, impensable, ¿verdad? No podemos olvidar, tampoco, que desde finales de los años noventa se han producido importantes traspasos de competencias hacia la comunidades autónomas y que éstas, tienen recorrido en materia de empleo, economía, prespuestos, urbanismo y ordenación del territorio.

Allí donde gobierna el PP, no solo se ha apostado por el mismo modelo que está haciendo aguas en nuestro país, sino que se ha sobreexplotado hasta la saciedad, con una ferocidad que ha levantado las alarmas en la misma Comisión Europea. Precisamente comunidades como Murcia o Valencia encabezan el crecimiento interanual del paro. Son el máximo ejemplo de la fiebre Zaplanista por alicatar hasta el aire que respiramos. No puede Mariano Rajoy criticar un modelo que se gestó en sus gobiernos, el mismo que todavía a día de hoy sus presidentes y alcaldes aplican a rajatabla, el credo liberal e indisoluble que han defendido con uñas y dientes todos estos años. Y si lo hace, si critica, debe co-responsabilizarse, no puede echar a los tiburones a Zapatero solo por el hecho de que la burbuja en la que todos creímos, y ellos los que más, le haya explotado a él estando en el gobierno.
Los argumentos de estos señores no solo son mediocres, llegan a ser vulgares. Buscan la espectacularidad pero se quedan en un tremendo y maloliente "pedo". He aquí los señoritos que hace tres siestas defendían el modelo del ladrillo mientras se deshacían en elogios hacia el lobby constructor y las comunidades que más desaforadamente apostaban por el turismo residencial Aznariano. Llegaban incluso criminalizar a la izquierda de este país porque denunciaba los desmanes urbanísticos, los escándalos de corrupción y la pésima ordenación del territorio de estos últimos años.