Una ingente cantidad de obras de arte jamás llegarían a ser recuperadas para el patrimonio nacional, víctimas del mismo espíritu de rapiña y destrucción que puso en gravísimo riesgo, por ejemplo, los fondos del Museo del Prado, que contra lo actuado bien podían haber sido custodiados en los sótanos del Banco de España. Pero no fue sólo el Museo del Prado...
El conferenciante salvó “in extremis” la imagen de un personaje agridulce: Josep Tarradellas, cuya esposa, a su vuelta a España, lucía un magnífico camafeo que fue inmediatamente reconocido como parte del expolio, y que con toda dignidad fue devuelto a sus titulares.
Un baño de memoria histórica, que, nos recordó el conferenciante, no acaba con las actuaciones perpetradas entre los años 1933-1939, sino que en la actualidad queda manifiesta en el abandono de un patrimonio que acaba siendo ninguneado, destruido y expoliado por aquellos que por su cargo debieran ser los custodios, pero que su incultura y su perfidia los convierte en sus verdugos.
Redacción/El Informal Segorbino/Cesáreo Jarabo Jordán
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