La ordenación sacerdotal de Óscar Bolumar y José Sánchez fue un acontecimiento que convocó en la catedral de la Asunción a una multitud de fieles y la corporación municipal para una celebración marcada por el calor de una iglesia que acogía el don de dos nuevos sacerdotes. El obispo diocesano, mons. Casimiro López Llorente, repitió con insistencia su alegría por este evento y afirmó que los ordenandos eran “el centro de atención de esta porción del pueblo de Dios que es nuestra Diócesis” que los acompañaba con alegría humana y espiritual. Para Segorbe tenía, además, el aliciente de ver un hijo suyo recibir las órdenes sagradas después de 32 años. Mientras, fuera llovía.
Durante la homilía, mons. López Llorente se dirigió a los ordenandos insistiendo en que el sacerdote tiene que ser signo y transparencia de Cristo en todas sus tareas: “Lo más importante en el ministerio sacerdotal no es el oficio que realiza ni las muchas horas de trabajo; lo más importante es que seamos hombres apasionados de Cristo, que llevemos dentro el fuego del amor de Cristo, que estemos llenos de la alegría del Señor, que se pueda ver y sentir que somos personas llamadas por él, llenos de amor por él y por los suyos”.
El obispo reconoció que este programa no es fácil por las debilidades personales y por el ambiente actual, aunque identificó las claves para lograrlo en la meditación de la Palabra de Dios, la celebrarción diaria de la eucaristía, la práctica regular del sacramento de la reconciliación y el cuidado de la relación con Cristo: “el coloquio personal con él en la oración es alimento fundamental para vuestra alma, ministerio y múltiples actividades”.
Mons. López Llorente advirtió a los neo-sacerdotes que no reciben esta gracia para su provecho, honor o prestigio propio, sino “para ser otros cristos al servicio de Dios, en su Iglesia, para los hermanos”. “Lo tenemos que transparentar lo más nítidamente posible”, concluía poco después de repetir que la iglesia diocesana da gracias a Dios por ellos: “no me cansaré de repetirlo: sois un don de Dios a nuestra iglesia que tenemos que agradecer, y que pone su confianza y esperanza en vuestro futuro, y espera frutos de santidad sacerdotal”.
Durante la homilía, mons. López Llorente se dirigió a los ordenandos insistiendo en que el sacerdote tiene que ser signo y transparencia de Cristo en todas sus tareas: “Lo más importante en el ministerio sacerdotal no es el oficio que realiza ni las muchas horas de trabajo; lo más importante es que seamos hombres apasionados de Cristo, que llevemos dentro el fuego del amor de Cristo, que estemos llenos de la alegría del Señor, que se pueda ver y sentir que somos personas llamadas por él, llenos de amor por él y por los suyos”.
El obispo reconoció que este programa no es fácil por las debilidades personales y por el ambiente actual, aunque identificó las claves para lograrlo en la meditación de la Palabra de Dios, la celebrarción diaria de la eucaristía, la práctica regular del sacramento de la reconciliación y el cuidado de la relación con Cristo: “el coloquio personal con él en la oración es alimento fundamental para vuestra alma, ministerio y múltiples actividades”.
Mons. López Llorente advirtió a los neo-sacerdotes que no reciben esta gracia para su provecho, honor o prestigio propio, sino “para ser otros cristos al servicio de Dios, en su Iglesia, para los hermanos”. “Lo tenemos que transparentar lo más nítidamente posible”, concluía poco después de repetir que la iglesia diocesana da gracias a Dios por ellos: “no me cansaré de repetirlo: sois un don de Dios a nuestra iglesia que tenemos que agradecer, y que pone su confianza y esperanza en vuestro futuro, y espera frutos de santidad sacerdotal”.
hojaparroquial de Segorbe-Castellón
Fuente: Ecclesia
2 comentarios :
Felicidades a Oscar Bolumar y a su familia que le a apoyado siempre. Gracias por ser como eres.
menos malo q sólo queda uno...
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