21.2.11

“La democracia aún tiene una deuda con las víctimas del franquismo”

Ramón Marín (Segorbe, 1968), licenciado en Ciencias Políticas y Sociología, diplomado en Historia Contemporánea y periodista, es el autor de ‘La represión franquista en el Alto Palancia’. La investigación analiza el impacto de la violencia de la dictadura en una zona que se resistió hasta el final de la guerra a caer en manos del Ejército rebelde. En sólo un mes a la venta el libro ha despertado el interés de centenares de lectores.

Ana Monleón, Segorbe
Pregunta. El libro ha sido bien acogido. La presentación estuvo muy concurrida. ¿Esperaba esta respuesta?
Respuesta. Después de setenta años de silencio es normal que haya interés por conocer cómo actuó el franquismo para mantenerse cuarenta años en el poder, tanto por la generación que lo sufrió en sus carnes como por las que han venido después, que desconocen en su magnitud el fenómeno de la represión y cómo desgració la vida de miles de personas nacidas o residentes en el Alto Palancia, al igual que en el resto de España.

P. ¿Ese fue su interés por investigar la represión en la comarca?
R. En primer lugar, el interés fue conocer la peripecia personal de mi abuelo paterno, que fue miembro del comité municipal del Ayuntamiento de Segorbe en plena guerra en representación de la CNT y estuvo confinado en campos de concentración entre 1938 y 1939. Después, el interés particular se convirtió en un interés general y empecé a investigar el impacto que tuvo el franquismo en toda la comarca.

P. ¿Ha sido una investigación compleja?
R. Los franquistas fueron unos grandes burócratas y dejaron un rastro exhaustivo de su violencia. En el libro hay información procedente de doce archivos, en su mayor parte inédita. La documentación está muy dispersa y aún hay trabas e incluso negativas a acceder a los fondos de determinadas instituciones que tuvieron parte activa en la represión, como los del Ministerio de Defensa y la Iglesia. Aún queda mucho por investigar y por saber.

P. A diferencia de otras provincias, la represión franquista en Castellón no ha sido demasiado estudiada, ¿por qué?
R. La labor de los historiadores contemporáneos es ir colocando las piezas que faltan en el puzle de los estudios sobre el franquismo. Se han publicado investigaciones sobre ámbitos concretos de la represión y otras a nivel comarcal, y dentro de poco aparecerán nuevos trabajos de ámbito provincial. El puzle se va completando poco a poco.

P. La imagen que se tiene de la represión es la de los fusilamientos, pero fue algo más que eso, ¿no?
R. La represión física fue la más inmediata. Franco pasó factura a quienes habían sido sus adversarios en la guerra y fusiló a miles de españoles. En el Alto Palancia hay constancia de unas 60 muertes violentas. Además, hubo una represión carcelaria con miles de presos en condiciones infrahumanas, juicios por responsabilidades políticas, depuraciones laborales, incautación de patrimonios y multas y destierros por el comportamiento político o moral de los republicanos. Y mucho más.

P. El libro incorpora listados con centenares de represaliados.
R. Es evidente que en la investigación me he decantado del lado de los que sufrieron. La sociedad democrática aún tiene una deuda con las víctimas del franquismo. Hasta ahora han permanecido invisibles y la labor de todos es recuperar sus nombres como testimonio de un período indigno que no debe volver. Por eso he aportado también historias personales de los represaliados para visualizar y humanizar su padecimiento.
P. ¿Cree que la Ley de la Memoria Histórica está sirviendo para algo?
R. La ley ha nacido sin consenso político y ha dejado aspectos sin resolver que deberán ser abordados en el futuro. El Gobierno tuvo buenas intenciones, pero es necesario dar más pasos adelante para restaurar la dignidad de las víctimas. Sólo hay que ver las ganas que tienen muchos de echar tierra sobre este asunto, como está pasando con la cacería judicial al juez Garzón.
P. Comenzó la presentación del libro afirmando que muchos piensan todavía que abordar la represión franquista es abrir una herida cerrada y que por mucho que se diga seguirán pensando igual. ¿Nada les hará cambiar?
R. Es cierto. El libro ha sido recibido bien por una gran mayoría, incluso por gente de la derecha moderada, pero, como era de esperar, también ha habido reacciones adversas e incluso agresivas. Creen que se habla de la represión franquista con el ánimo de negar la represión contra los derechistas y sacerdotes en la etapa republicana. Y no es así. La diferencia es que la represión republicana se conoce a la perfección desde 1939 y la franquista está aún por conocerse y por airearse. Pero les molesta.

P. ¿Realmente cree que los malos fueron tan malos y los buenos tan buenos?
R. El debate no es de buenos ni de malos. Algunos republicanos pudieron cometer hechos delictivos y deberían haber sido sometidos a una Justicia justa, pero en cambio fueron represaliados con un Derecho perverso y una Justicia vengativa. Durante la guerra, ambos bandos cometieron hechos violentos incontrolados, porque el Estado se vino abajo, pero la represión de posguerra estuvo perfectamente planificada, fue una farsa judicial sin garantías procesales. A la gran mayoría de los republicanos se les represalió, simplemente, por haber defendido ideas de izquierda.

“Algunos creen que les atacan los que en realidad se están defendiendo”

Pregunta. ¿Por qué cree que siete décadas después la represión sigue siendo tabú?
Respuesta. Habría que preguntárselo a los que se escandalizan, pero es posible que sea por la proximidad ideológica o la ligazón sentimental que mantienen con el franquismo. Creen que se les está atacando cuando en realidad son los otros los que se están defendiendo. Está claro que a determinado sectores no les interesa hablar de la represión. El mismo Ayuntamiento de Segorbe no tuvo voluntad de ceder un salón municipal para la presentación del libro con la excusa de que sólo podía hacerse de 8 a 15 horas, cuando ese mismo local ha acogido decenas de actos públicos en horario de tarde.

P. El libro fue presentado al premio de investigación María de Luna, pero no fue premiado.
R. Sí, así es. El libro es el resultado de un trabajo de investigación para la Diplomatura de Estudios Avanzados de un programa de doctorado iniciado en el Departamento de Historia Contemporánea de la UNED cuando aún lo dirigía Javier Tusell. El tribunal docente, integrado por tres catedráticos y profesores de prestigio nacional, lo calificó con un sobresaliente. Sin embargo, el jurado del premio María de Luna, formado por historiadores locales, no creyó conveniente premiarlo.

P. ¿A qué lo atribuye?
R. Las bases del premio recomendaban que el jurado estuviera integrado por expertos en los períodos históricos que abarcaban los trabajos presentados, pero no me consta que hubiera especialistas en Historia Contemporánea. Sí había paleógrafos e historiadores del arte y varios miembros vinculados a la Iglesia, una institución que sale malparada en mi investigación. Algún miembro del jurado incluso ha reconocido en público que ni siquiera leyó el texto.
(Contenido íntegro de la entrevista realizada por Ana Monleón para el diario Levante de Castellón y salvajamente mutilada en la edición del domingo, 2 de enero de 2011)

Fuente: peonrojo.blogspot.com

3 comentarios :

Anónimo dijo...

Enhorabuena por afrontar un tema de este tipo.

Anónimo dijo...

Animo , el pasado no se debe olvidar.

Anónimo dijo...

Espero que seas concejal. Te lo mereces.