Maestros de la piedra y la madera
En las mismas ferias populares es fácil encontrarse con José Ángel Artíguez, de Segorbe, donde aprendió con su padre el oficio de carpintería y ebanistería. Hacían muebles de encargo, y restauraban otros. Ahora también los hace, si se los piden, claro, pero son otros tiempos, la gente vive de otra manera y abunda poco aquella idea de encargar y tener unos muebles para toda la vida, incluso que pasaran de una generación a otra.
Así que, como a José le gusta trabajar la madera y es de lo que ha vivido siempre, ha sabido reciclarse. Sigue haciendo muebles, pero más auxiliares y domésticos, aunque dándoles un toque de distinción y una pátina de antigüedad.
En las mismas ferias populares es fácil encontrarse con José Ángel Artíguez, de Segorbe, donde aprendió con su padre el oficio de carpintería y ebanistería. Hacían muebles de encargo, y restauraban otros. Ahora también los hace, si se los piden, claro, pero son otros tiempos, la gente vive de otra manera y abunda poco aquella idea de encargar y tener unos muebles para toda la vida, incluso que pasaran de una generación a otra.
Así que, como a José le gusta trabajar la madera y es de lo que ha vivido siempre, ha sabido reciclarse. Sigue haciendo muebles, pero más auxiliares y domésticos, aunque dándoles un toque de distinción y una pátina de antigüedad.
Cantareras, plateras, alhacenas, mesas y mesillas, portarretratos, cajas, revisteros o juguetes componen parte de la oferta de su parada que lleva a los pueblos, y si le piden algo de mayor entidad, siempre les puede citar en su taller para ver modelos y decidir. Y junto a los muebles y los eternos caballitos de madera con balancín, llaveros, cajitas, utensilios de ajuar o cocina y lo que centra hoy la demanda más segura: mil nombres recortados en tiras de madera, para el pequeño regalo o recuerdo inmediato. Y él, con destreza de maestro, va recortando en la sierra eléctrica de sobremesa las letras que previamente ha silueteado sobre las varillas planas.
Y de esta manera, este carpintero-ebanista sigue haciendo honor a su oficio artesano. No en balde está adscrito a la Asociación de Artesanos del Alto Palancia.
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