La vocalía de juventud de la Comunión Tradicionalista Carlista del Reino de Valencia, una vez moderados los rigores más recios del invierno, ha convocado de nuevo las tradicionales excursiones de los jóvenes carlistas valencianos.
El sábado día 25 de febrero, un día auténticamente primaveral, nos hemos trasladado al pueblo de Benafer, en la comarca del Alto Palancia, para hacer un viaje en el tiempo, recorriendo las posiciones que el tercio del Alcázar de Toledo ocupó en el sector del frente que pasaba por esta villa a partir del año 1938 hasta el final de la cruzada de liberación de España.
Nuestro guía de excepción ha sido el historiador Héctor Alonso, buen amigo de los círculos carlistas valencianos, que ha comenzado la visita en una casa de la población, conocida como la “casa de los carlistas”, en una de cuyas paredes se celebraba la misa de campaña durante los meses en que permaneció el tercio allí acuartelado. Todavía se conserva bien alto un escudo de piedra adosado al muro, con un águila bicéfala grabada, sujetando un escudo con la Cruz de Borgoña. Algo más bajos, y deteriorados, dos escudos con el yugo y las flechas de la falange y un hacha con fascies de los fascistas italianos que combatieron en este sector. También se puede apreciar el hueco de un antiguo altar adosado a la pared y desaparecido hace tiempo, sobre el que celebraba el páter del tercio el Santo Sacrificio.
Tomando unos cafés en el bar del pueblo, hemos escuchado con emoción la lectura por parte del guía de cartas personales y las memorias del requeté don Juan Gil Larrázabal, de Cáceres, enrolado con 16 años en el tercio del Alcázar a principios de 1939, y como relata los avatares de la guerra que ya agonizaba, desde la rutina de trincheras y barracones, hasta los combates que sostenían intermitentemente con un batallón de carabineros que sostenía el frente rojo justo en las estribaciones montañosas frente al pueblo.
Hector Alonso, que conoció personalmente al protagonista poco tiempo antes de morir, y con el que revisitó las posiciones en Benafer nos mostró fotografías del mismo, así como algunas anécdotas; unas curiosas, como cuando transportando munición por las línea se encontraron con un paisano que cazaba con su escopeta, ajeno aparentemente a hallarse en mitad de un frente de guerra; otras escalofriantes, como el retumbo bestial escuchado muy próximo cuando cenaba en el pueblo con los oficiales del tercio: un obús republicano había caído justo en la casa de al lado, no acabando con la vida de toda la oficialidad por puro milagro.
A continuación nos hemos trasladado a las posiciones ocupadas por el tercio del Alcázar, junto a una bandera de falange en aquellos últimos meses de la guerra. La línea discurría paralela a la vía del tren que unía (y aún une) Teruel con Valencia, tanto para proteger los trenes propios como para vigilar y detener los convoyes acorazados enemigos. Para ello se construyeron diversas fortificaciones, de las cuales aún sobreviven tres casamatas de hormigón (bunkers), repartidos a lo largo de un kilómetro, a los que hemos accedido, comprobando que aún se hallan en estado reconocible, si bien las vigas de madera han ardido o han sido sustraídas, y algunos muros se han derrumbado parcialmente.
Puede imaginarse la emoción de los jóvenes carlistas valencianos al poder revivir en primera persona los avatares y condiciones en las que combatían nuestros antecesores para librar a España de la amenaza marxista. Alguna de ellas aún conservaba inscripciones contemporáneas.
Tras una comida campestre y una animada tertulia sobre nuevos proyectos para los jóvenes carlistas valencianos, hemos regresado a nuestros hogares.
Fuente: carlistes.org
1 comentario :
Pero ese que esos "marxistas" de los que nos librastéis habían ganando legitimamente las elecciones.
No había necesidad de ninguna cruzada de liberación de España.
Publicar un comentario