23.5.15

Inscribir a clase de Religión católica en la escuela, por Casimiro López Llorente, obispo de Segorbe-Castellón

Queridos diocesanos y queridos padres y madres: 

Se acerca el momento de inscribir a los hijos a la clase de religión católica en el colegio o en el instituto. Os escribo de nuevo sobre esta cuestión tan importante para la formación integral de vuestros hijos. Los padres valoráis en gran número la clase de religión católica; una mayoría venís pidiendo esta enseñanza curso tras curso con plena libertad y con una constancia admirable. Os doy las gracias por el interés que demostráis en la formación completa de vuestros hijos. Seguid así: es una prueba más de vuestro amor y compromiso por el presente y por el futuro de vuestros hijos.

A quienes, por una razón u otra, no lo habéis hecho o sois reticentes a hacerlo, os animo a hacer uso de vuestro derecho y responsabilidad como padres católicos a que vuestros hijos reciban en la escuela la formación religiosa. No basta con la catequesis.

Son muchos y variados los motivos por los que considero necesario apuntar a los estudiantes en la clase de Religión. Indico sólo algunos que tienen un peculiar relieve.

La clase de religión católica contribuye a crecer por dentro porque establece los cimientos de una personalidad sólida, equilibrada, libre y responsable, abierta a la trascendencia, en la totalidad de las dimensiones que integran el ser humano. El estudio de la religión en la escuela es un instrumento precioso para crecer en el conocimiento de todo lo que significa la fe cristiana, a la par que se van desarrollando los saberes en otros campos; los alumnos aprenden a hacer razonable su fe en diálogo con cuestiones que pudieran plantear otras asignaturas. Además, en la clase de religión se comprenderá que creer en Dios ilumina las preguntas más profundas que todos -también vuestros hijos- llevan en el alma: cuál es nuestro origen, qué hacemos en esta vida y cuál es el sentido último de la existencia humana. Asimismo, en ella se muestra que Jesucristo es la revelación plena del misterio de Dios y del ser humano, por lo cual es el modelo para su existencia. En esta vida, no todo consiste en trabajar, tener, gastar y disfrutar.

 En la clase de religión, vuestros hijos conocerán y podrán adquirir una serie de principios y criterios, de virtudes y de valores, sin los cuales el ser humano queda expuesto en su vida al albur de modas y de manipulaciones interesadas. Siempre pero especialmente en estos momentos de crisis y de corrupción en tantos órdenes de la vida, deberíamos volver a valorar la necesidad transmitir a nuestros hijos principios éticos y morales ante la crisis moral y espiritual que padecemos, causas principales de la crisis económica y social.

La clase de religión católica ayudará a entender nuestra cultura, cuyos valores y expresiones artísticas y de todo orden hunden sus raíces en la fe cristiana; sin el cristianismo es imposible conocer nuestra propia historia y cultura. En clase de religión, los alumnos aprenderán también a valorar lo bueno que hay en otras religiones y a respetar la dignidad sagrada de todos los hombres, creyentes o no, afines o diferentes. Y, finalmente, adquirirán una visión armónica del mundo y de la vida humana que les capacitará para ser personas más felices y ciudadanos más libres y responsables, constructores de verdadera convivencia y de una sociedad solidaria y en paz.

!Padres: Inscribid a vuestros hijos a religión o animadles a que lo hagan! Os lo agradecerán siempre. La administración educativa, los colegios y los institutos tienen la obligación de facilitaros el ejercicio real de este derecho fundamental, que a vosotros os asiste, a nadie perjudica y que beneficia a quien la recibe. Pedidlo expresamente cuando no os la ofrezcan o os intenten disuadir. Que nadie os estorbe ni engañe.

 ¡Sacerdotes, catequistas y fieles en general ayudad a padres y alumnos a valorar esta asignatura, necesaria para una educación integral humana y cristiana!

Con mi afecto y bendición,
+ Casimiro López Llorente
Obispo de Segorbe-Castellón

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