Luis Cisneros/Autor |
El nuevo episodio que han supuesto los atentados criminales de Bruselas, sin lugar a dudas un acto más de la “guerra” que se libra entre el Islam y la civilización judeo-cristiana occidental, nos tiene que obligar, indefectiblemente, a echar la vista atrás y analizar la historia de España, para que los podemitas y adláteres aprendan algo útil.
La capacidad de asombro ante las manifestaciones que, personajillos de tres al cuarto, cómo Ribó, Carmena, Santisteve, Iglesias (debería ser más consecuente y cambiarse su apellido por Mezquitas) y todos los hispanófobos que les secundan, ya no tiene parangón posible.
Siguen con el mismo discurso de siempre, o sea, que todos los crímenes indiscriminados y salvajes que se están cometiendo, son culpa de Bush, Blair, Aznar, y el mundo occidental, menos de los de izquierda, secesionistas y antisistema, que se han caracterizado siempre por no haber realizado ningún acto de violencia y demostrando una sensibilidad exquisita por el respeto a las libertades (ejemplos como Cuba, Venezuela…..).
Desde estas líneas queremos ayudarles un poco más y proponerles algunas ideas para acabar con esta injusticia que estamos cometiendo (ellos no), con el oprimido y pacífico mundo islámico. Siempre se dice que hay que ir a la raíz de un problema para solucionarlo. Bueno pues aquí tienen la solución y ya pueden empezar a preparar (de nada, IU) una querella ante el Tribunal Internacional de los Derechos Humanos contra Don Pelayo.
Don Pelayo/Covadonga |
Él fue quien, en el año 722, el 28 de mayo, derrotó a los moros que, al mando del gobernador Munuza, intentaban conquistar Covadonga. Hecho cobarde, poco solidario y xenófobo, ya que 300 hombres de Don Pelayo, no dudaron en agredir a unos 15.000 musulmanes. ¡¡Menuda insolidaridad!!
Todo había empezado años antes en el 711, cuando el conde Don Julián que era gobernador de Ceuta, solicitó la ayuda a Musa Ibn Nusair quién mando al caudillo Tariq para ayudar a derrocar al Rey Rodrigo, en connivencia con los hijos del antiguo rey Witiza. El ceutí prestó sus barcos para el traslado de sus tropas a la península. Venían sólo para ayudar y se quedaron varios siglos
Rodrigo, que entonces se encontraba sofocando un intento secesionista en Pamplona pudo reunir a su ejército y se plantó en Guadalete para derrotar a los moros (otro insolidario). Y cometió un error que le costó la batalla y la invasión musulmana de España. Confío las alas de sus ejércitos a los hijos de Witiza, que se pasaron al enemigo traicionando a su rey (estos sí que eran solidarios, demócratas y sostenibles).
Es como si, en estos momentos, los partidos políticos de este país, salvo uno, apoyaran las tesis musulmanas (¿Les suena de algo?). Rodrigo llegó a pensar “si nos invaden será porque algo les habremos hecho”. Pero no, no había tenido tiempo de hacerles nada, Era simplemente la traición de una parte de los suyos y el cumplimiento de la conquista del mundo por parte musulmana como manda Alá.
De paso podrían apuntar en la querella a Carlos Martel, el cual, sin el más mínimo respeto a los Derechos Humanos no dudó en aplastar a los musulmanes en la batalla de Poitiers. Podrían hacer una querella doble y encargársela al Sr., Garzón, que probablemente solicitaría, de entrada, el certificado de defunción de los dos caballeros.
Si no hubiera sido por Don Pelayo, mujeres de la talla de Carmen Maestre, Oltra y muchas más no podrían luchar por la igualdad de género. Y vestirían de otra forma distinta. Igual es lo que están deseando.
“El país que olvida su historia, está condenado a repetirla”.
Luís Andrés Cisneros
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