24.10.16

IN MEMORIAM JULIAN SANMILLÁN RIUS, EL SEGORBINO CONSELLER DE LA GENERALITAT

Germán Reguillo Simón
Conocí a Julián Sanmillán cuando yo tenía unos cuatro años . El ya debía rondar por los ocho cumplidos. En esa edad nació una amistad que se prolongaría hasta la plenitud octogenaria. Sé que ingresó en el seminario conciliar de Segorbe en un fallido intento vocacional. En mi memoria aparece un seminarista algo rubiete que desfila en la procesión mariana vespertina con sotana, beca y bonete, junto con sus condiscípulos, por la calle Colón, delante de la Imagen de la Cueva Santa, precediendo al obispo, doctor Sanahuja y a sus canónigos.

Según me contó el mismo Julián, oficiaba todos los días de monaguillo en la misa matinal que celebraba el obispo. Pero Julián descubrió a tiempo que aquella vocación sacerdotal no era la suya y con gran disgusto familiar dejó el Seminario si bien siempre guardó un excelente recuerdo de su etapa de seminarista.. .Su padre, como castigo(SIC) –me lo dijo el mismo Julián-, le buscó trabajo en “La artelina”, en aquella fábrica propiedad de los Orero, donde sus trabajadores más jóvenes y atrevidos al salir del trabajo cantaban aquella canción desafiante, pletórica de buen humor::

 “Somos los de la Artelina, la gente más fina que el mundo pario
tan pronto robamos gallinas
que sacos de harina y sacos de arros...”.

Sucesivamente, gracias a su valía personal, trabajó como encargado en la textil “Almela” y en la administración del Instituto Laboral donde forjaría entrañables amistades entre los profesores y los alumnos.

Mi amistad con Julián se hizo más intensa cuando ingresamos los dos en la centuria de flechas “Antonio de Leiva” del Frente de Juventudes. Él como jefe de las actividades culturales y yo, a mis catorce años, como jefe de la centuria. En el año 1948 los dos encabezamos el grupo de flechas segorbinos que participó en el segundo turno del campamento “Sierra Espadan”, instalado al lado mismo del cauce del río Mijares con una segunda edición en el Campamento “Jaime I” de Alcocebre en el año 1949. A propósito del Frente de Juventudes todavía recuerdo con cierta extrañeza su reiterada afirmación de que él era monárquico. Cosa rara dados sus dieciocho años y cuando a tan temprana edad en el Frente de Juventudes todos nos sentíamos unos fervientes admiradores de José Antonio.

Creo que fue en el año cincuenta del anterior siglo cuando Julián ingresó en la Escuela de Aprendices de Aviación situada en el Aeródromo de Cuatro Vientos (Madrid). Todavía lo veo con su flamante uniforme del Arma de Aviación. Me contó su madre que tuvo que solicitar la baja debido a cierta enfermedad que nunca llegué a saber en qué consistía.

 Julián era un consumado experto en manualidades. Ayudado de una máquina de escribir con cintas de varios colores hacía unos cuadros muy bonitos (tengo la suerte de poseer uno de ellos). Por las fiestas navideñas nos felicitaba con unas tarjetas hechas por el mismo sistema. Hace unos tres años la Diputación Provincial organizó una exposición con todas sus obras en el Palacio de las Aulas de Castellón, que, por su originalidad tuvo una gran afluencia de público.

Nuestra entrañable amistad se afianzó cuando le solicité su ayuda personal para la campaña de aprobación en la comarca, junto el alcalde Rafael Marinez Clausich, de la Ley de la Reforma Política del cuatro de enero de 1977. Ley que daría paso a la posterior promulgación de la Constitución de 1978. Como Sub Jefe Provincial del Movimiento, yo era el delegado en Castellón del proyecto de Adolfo Suárez. Julián, como todos nosotros, tuvo su particular pugna entre la razón de conseguir una España para todos y su particular lealtad a unos sentimientos muy arraigados en nuestras conciencias (la unidad de España, sin duda era el más importante).

Esta colaboración sirvió para que la UCD le reconociese personalmente su valía y le encargarse en la comarca de la organización del partido centrista. En las elecciones municipales del 4 de abril de 1979, encabezó la candidatura centrista que fue la más votada por los segorbinos. Un pacto entre perdedores (la historia se repite) le arrebató la alcaldía-. Desde su puesto de concejal y como responsable de la UCD desarrolló una gran actividad en la comarca. Actividad y gestión que le sirvió para ser elegido diputado provincial y más tarde conseller de la Generalitat En ambas instituciones defendió con valentía e inteligencia nuestros intereses.. En la Generalitat trabajó codo con codo con el liberal Enrique Monzonís (q.e.p.d.) con quien llego a tener una gran amistad personal. En la Diputación mantuvo a raya a un nacionalista confeso como Joan Benemelis (q.e.p.d.) dentro de los límites honestos de la discrepancia política, empeñado en introducir la lengua valenciana –para Benimelis valenciano y catalán eran lo mismo-. Y digo lo de mantener a raya en un sentido dialéctico y amistoso, porque nuestro paisano siempre que intervenía Joan con su cerrado y elegante catalán Julián solicitaba al presidente la traducción correspondiente.

Una de sus características era su profundo amor por Segorbe. Desde niño solía repetir con mucho entusiasmo aquella consigna heredada de nuestros antepasados: “Segorbe lo mejor del orbe”.. Desplazados los dos a Castellón por distintos motivos aquella amistad permaneció inalterable.

Con motivo de su enfermedad solía ir a verlo semanalmente acompañado del ingeniero y empresario, el vallero Amadeo Montón. En cierto modo fuimos testigos del proceso de su enfermedad. El mismo Amadeo cuando lo encontraba algo entristecido solía invocarle rápidamente la consigna, el talismán mágico para recuperar la jovialidad de su semblante:

“Julián:!Segorbe¡, ¡Segorbe!.”..naturalmente, la respuesta rápida y llena de esperanza era la de siempre.

- ¡Lo mejor del orbe!.

- Esta fue la última conversación que mantuvimos con él a mediados del mes de junio cuando fuimos a despedirnos con motivo de las vacaciones del verano. 

Fdo: Germás Reguillo Simón
Doctor en Derecho

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