Las prédicas separatistas de los primeros iluminados a finales del siglo XIX propugnaban una diferenciación con el resto de la nación de la que su región formaba parte, pese a que Cataluña nunca tuvo mas rango político que el de Condado de Barcelona, sin reino ni corona de la que alardear, ya que los territorios que hoy forman la C Autónoma Catalana siempre estuvieron incluidos en la Corona de Aragón, cuando no en la de Navarra.
Con la dinastía de los PUJOLES comenzó la inoculación masiva del tóxico independentista, sobremanera en el ámbito educativo, formando para el futuro inmediato una hueste numerosa de mambises decimonónicos, que al sotavento del ordenamiento jurídico y del propio sentido común perpetran toda serie de excentricidades delictivas, denigrando en grado sumo a la porción de población catalana que todavía mantiene la cordura sociopolítica.
Ya en el siglo IX, Carlo Magno destinó el territorio Catalán a ser baluarte del Imperio Carolingio, protegiendo a este por su flanco sur. Posteriormente, ya a finales del siglo XV, los Reyes Católicos vinieron en propugnar una pragmática en la que se prohibía taxativamente las prácticas de los Malos Usos catalanes, puesto que estos suponían una grave rémora para el campesinado de esas tierras. Prácticas denigrantes y abusivas por parte de la casta dominante de sometimiento a sus siervos, las cuales ya habían caído en desuso en el resto de España.
Para traicionar a Castilla o a España los mentados se ofrecieron al francés, el cual instaló sus tropas en suelo catalán, cometiendo con la población todo tipo de tropelías. Saqueos, violaciones, desalojo de viviendas en favor de la tropa… En resumen, que tuvieron que acudir las tropas castellanas a desocupar a los galos, desplazándose estos en dirección a la Narbonense. O sea, que siempre han ido de HERODES A PILATOS, ofreciéndose o vendiéndose al mejor postor para sus clases dominantes, pero a su vez las que más abusaban del proletario campesino o servil, que a la sazón eran la mayoría. Pues bien, en los tiempos que estamos todo sigue igual con una clase dominante que viven como marajás, con sueldos astronómicos, cuando no robando sin pudor de las arcas públicas. Ríanse de la dictadura de Franco para imponer el español en Cataluña con la tiranía de estos autodenominados demócratas para ya no imponer su forma de hablar, si no el empeño que ponen en que la lengua nacional no se utilice, valiéndose de mil argucias para conseguirlo.
Considero que sería deseable modificar la CE y su correlato en la LOREG para que la circunscripción electoral pasase a ser única nacional, para que ningún partido político de esta laya separatista pudiese aprovechar su sobrerrepresentación confluyendo con un gobierno pusilánime y felón para España.
Los mambises que integran los CDR actúan con la mayor de las impunidades, a sabiendas que ni la policía política catalana, ni las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado harán nada por impedirlo. El tesoro público se encargará de pagar todos los estropicios de estos libertadores.
Quien no quiera habitar en suelo patrio lo tiene muy fácil, cambiando de residencia a esos países en los que se sentirán representados en sus pseudo embajadas pagadas por todos. Lo lamentable es que se ven obligados a dejar su terruño como es obvio, para uso y disfrute de quienes nos quedaremos en España.
Pretenden subvertir el orden establecido, queriendo decidir sobre materia indisponible de parte, cuando la decisión es prerrogativa del conjunto de españoles. Esto es ir en contra de la lógica, pero al tiempo. Ya lo intentaron durante la II república, pero no lo consiguieron, quizá que ahora tengan mejor suerte.
Fernando Edo Cebollada
Abogado y licenciado en Ciencias Polítcas y de la Administración
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