Pero tampoco podemos engañarnos pensando que basta con defender las conquistas pasadas, pues el problema de fondo es otro que va más allá de las reivindicaciones concretas: un sistema económico que ha agotado su capacidad de crecimiento y de oferta de empleo, sobrepasado por la era digital que desplaza al ser humano y hace cada vez menos necesario su trabajo, ahora en gran medida sustituido por programas informáticos, aplicaciones, robots e inteligencia artificial. En lugar de construir una economía al servicio de las personas y que nos permita vivir de nuestro trabajo, se está avanzando por el camino contrario: una economía en la que sobra el trabajador y en la que las personas estamos subordinadas a las necesidades económicas. Es lo que se conoce como la “Cuarta Revolución Industrial”.
Con semejantes perspectivas, ¿qué futuro les espera a nuestro hijos? ¿Es éste el mundo que les vamos a dejar como herencia? Hoy la realidad es desoladora: salarios de miseria, necesidad de trabajar más horas para poder vivir, recortes sociales, pensiones más bajas, edad de jubilación cada vez más tardía, contratos basura, despidos más fáciles, más inseguridad laboral, etc. Uno de cada cuatro trabajadores jóvenes está al borde de la pobreza y el paro juvenil en España sigue siendo el más alto de Europa, porque si el sistema económico en general va camino del colapso, la situación en España es aún peor por culpa de una clase política incompetente, insensible, egoísta, corta de miras, sin sentido de Estado ni patriotismo alguno, vendida a los intereses de las grandes corporaciones, del mundialismo, del Foro Económico Mundial y de la “Agenda 2030”. Ni España ni los españoles les importamos nada.
La globalización y la consiguiente pérdida de nuestra soberanía nos ha traído pandemias, crisis, competencia desleal, y muchos otros males gestionados o provocados por unos políticos (de todos los partidos parlamentarios) que han demostrado ser todos ellos meros títeres al servicio de intereses ajenos a los de España, lo mismo que los falsos “sindicatos” oficiales, que tanto con sus palabras como con sus hechos demuestran cada día que no están al servicio de los trabajadores, sino del mundialismo y su ideología. No les interesan los derechos de los trabajadores, sino cumplir servilmente la “Agenda 2030”.
UNT rechaza cualquier tipo de servidumbre y exige no sólo la defensa de los trabajadores, sino la necesaria propuesta de un modelo soberano y alternativo al actual, en el que la Justicia Social sea el criterio fundamental. Por ello creemos que el Nacionalsindicalismo es, hoy por hoy, la única alternativa realista y completa al decadente y fracasado modelo capitalista que nos está llevando a una distopía frente a la que tenemos debemos la obligación de rebelarnos.
¡ES LA HORA DEL SINDICALISMO NACIONAL
FRENTE A LA DISTOPÍA CAPITALISTA!
¡¡¡VIVA EL 1º DE MAYO!!
No hay comentarios :
Publicar un comentario