La redacción de El Informal Segorbino se expresa a través de sus comunicados y de los editoriales de este blog firmados correspondientemente.Este blog no hace suyas las opiniones vertidas en los artículos firmados por otras personas.Por otro lado, las fotografías que se visualizan son propiedad del blog, añadidas al artículo para su mejor comprensión.

El otro día, paseando por Altura, pude observar, auque realmente sin mucho asombro, que todavía que en la pared del a Iglesia Parroquial, una de esas placas con la inscripción: “Caídos por Dios y por la Patria”, seguido de una lista de nombres, asesinados seguramente, en el transcurso de la guerra civil, guerra que por otra parte, comenzaron los mismos que colgaron esas lápidas por todas las Iglesias de España.
Parece ser que sólo tuvieron represaliados los del bando vencedor, claro, como loso tros eran “rojos”, poco menos que infrahumanos…
Después de más de seis décadas, pronto siete, siguen empeñado sen recordar su visión adulterada de la historia, como si los cerca de doscientos mil represaliados del bando perdedor, los que ostentaban la legitimidad política, emanada de la voluntad popular, no hubieran existido.
¿Es que acaso creen que éstos lamentables asesinatos de sacerdotes y afines a la Iglesia, condenables sin lugar a dudas, pero no menos que los que cometieron los fascistas, justifican una guerra civil, que nunca debió de producirse y los cuarenta años siguientes de dictadura, represión y vergüenza?

No hay perdón sino hay olvido, y ellos no olvidan, lo que parecen que si han olvidado, es que el mismísimo Jesucristo perdonó a sus verdugos en la Cruz, pero ellos no perdonan, no olvidan, bueno si, olvidan a los que empujaron a la tortura, la muerte o cuando menos, la cárcel.
Por cierto, no suelen tener placas con sus nombres, para recordar que fueron asesinados también, a lo mejor es que éstos lo merecían por no ser creyentes.
Claro, si no les recordamos, tampoco nos acordaremos quienes fueron sus asesinos.
Yo si soy creyente, así que me considero perteneciente a la Iglesia Católica, de modo que en cierta forma, soy cómplice y en parte culpable de esa vergüenza, que supone más de seis décadas después, seguir ofendiendo a los vencidos con esa ostentanción de parcialidad, partidismo y falta total de memoria y escrúpulos.

La Iglesia Católica que, según su doctrina, debería ser siempre reflejo de justicia, solidaridad y conciliación, y que, a causa de su misma historia, por haber sufrido persecución y represión por parte del pode restablecido en cada momento, debería
sentirse más identificado con las víctimas, todas las víctimas, y no solamente con las que políticamente les son más afines. Por que, a los ojos de Dios… somos más todos iguales, ¿o no? Tal vez para los dirigentes de la Iglesia unos son más iguales que otros?
Cabría recordar que la Iglesia Católica en España, se financia en su mayor parte gracias a la Hacienda Pública que, como reza la famosa frase, somos todos, los herederos de los perseguidos por el franquismo con la connivencia de la Iglesia también, y los que, como yo, aunque creyentes no queremos comulgar con las ruedas de molino que representan las “famosas” lápidas que cuelgan de las fachadas, que con el dinero público se mantienen y financian también. ¡¡Ahh!! Puntualizar el dato, des obras conocido, de que como con las aportaciones voluntarias de los fieles en el I.R.P.F. no es sufciente, éste gobierno, el anterior, y me consta todos los anteriores, han elevado la cuantía por encima de esa cantidad para que la Iglesia pudiera financiarse hasta alcanzar sus necesidades, me gustaría saber que parte de ese dinero va a parar finalmente a la COPE, la emisora por todos conocida, no precisamente por su fidelidad a la verdad y su talante democrático.

Vaya por delante, que el ejemplo de Altura, es sólo, un ejemplo. Lo he puesto por que lo tengo más a mano, lo veo a menudo y no por cualquier otra cosa, estoy encantado con Altura, pueblo dónde vivo y del cual sólo puedo decir parabienes, agradecido como estoy de la magnífica acogida que he recibido desde que vivo allí.
Sería un gesto, en verdad, de buena voluntad, llamémosle así, que nuestro nuevo Obispo, que por otra parte, bienvenido sea, ordenara quitar ésas placas de las fachadas de las Iglesias de la Diócesis, o al menos, mandara colgar otras con los nombres de las víctimas del otro bando, que, seguramente no hará falta recordar a su Ilustrísima, son también hijos de Dios y también padecieron en muchos casos, martirio, torturas y persecución.

Tal vez, si hubiera ganado el otro bando, las placas serían diferentes, y la represión de
los vencidos hubiera sido la misma o peor, pero eso nunca lo sabremos, ¿verdad? Lo que si puedo asegurar, que el sentido de estas líneas sería el mismo, por que yo seguiría pensando lo mismo.
Para mi todos los cadáveres son igualmente lamentables, sean rojos, azules, verdes o rosas, hayan muerto por Dios, La Patria ola Libertad, todos somos hijos de Dios, ¿o no?
ME MANTEGO VIGILANTE.
No hay comentarios :
Publicar un comentario