14.1.10

El idioma español desaparece del Senado y contratan traductores para el vasco, gallego y catalán

La lengua de Cervantes desaparece del Senado Español para dar paso a las lenguas minoritarias qu necesitarán traductores para quienes no las entiendan.

Socialistas y nacionalistas quieren desterrar al español como lengua común en el Senado. En plena crisis, proponen que los ciudadanos corran con los gastos de la traducción simultánea al gallego, al vasco y al catalán de todo lo que se diga en español en la Cámara alta.

34 senadores del PSC, de CiU, ERC, ICV, PNV, BNG y todo el Grupo Mixto menos UPN presentaron en el registro de la Cámara Alta una propuesta que tiene como objetivo extender el uso de las lenguas cooficiales a plenos, comisiones y la Diputación Permanente para que "prevalezca el derecho de los individuos a expresarse" en sus propios idiomas.

El objetivo no es otro que sus señorías periféricas puedan a todas horas expresarse en ellas... y el resto entenderlas en el único idioma común que todos comparten.

Habida cuenta de que -escribe Ignacio Camacho en ABC en su artículo "Cueste lo que cueste"- tal Babel lingüística, propia del Parlamento Europeo, ocasionará un notable gasto suplementario, los proponentes -todos ellos nacionalistas y miembros del PSC, que viene a ser una redundancia- arguyen que se trata de un derecho y que los derechos «no tienen costes» (sic), por lo que exigen no reparar en ellos; incluso una representante vasca se ha mostrado partidaria de llevar adelante el expediente «cueste lo que cueste».

  • Cuestión -o coste- de principios, pues, aunque principio por principio quizá conviniese hablar un poco del principio de austeridad pública, y derecho por derecho podría la brillante minerva euskaldun considerar también el derecho de los contribuyentes a que no se dilapide su siempre escaso dinero.
  • En la actualidad, el Senado ya cuenta con traducción vernácula en varios debates de política autonómica (al precio aproximado de 7.000 euros por sesión), algún discurso del presidente y los escritos de los ciudadanos, por lo que no puede decirse que se trate de un derecho laminado en la Cámara.


Ocurre que existe en España una lengua común en la que todos los españoles pueden entenderse, y con arreglo a tal principio y al de la economía pública no cabe considerar la inversión en un servicio de interpretación universal y permanente sino como un despilfarro.

Pero qué sentido tiene hablar de derroche a quienes han hecho del dispendio un sistema, gastando en políticas identitarias caprichosas y a menudo excluyentes millones de euros que detraen sin remordimiento de los servicios básicos para apuntalar su obsesivo designio de «construcción nacional».

Se trata de los derechos, ya saben. Y en la España pseudofederal del zapaterismo rigen unos derechos para los nacionalistas y otros para el resto de los ciudadanos. Incluido, por supuesto, el derecho a priorizar lo superfluo. Cueste lo que cueste.

Fuente: periodistadigital.com

1 comentario :

Anónimo dijo...

Que clase de anormal escribe estos artículos? Esque primero podiais estudiar un poquito de historia a ver si os enterabais de algo paletos