Los protagonistas eran mozos, recién licenciados, de las quintas que habían hecho la guerra. Fue escrito en el año 1997 por un setentón, cuando las entradas de toros ya habían empezado a dejar de ser el pritino festejo que el genio del pueblo había recreado para exclusivo disfrute de los segorbinos.
LO QUE VA DE AYER A HOY
A Jaime Borrás, José Benedicto Y Manuel Hervás que aún conservan su plaza en la Entrada.
Las entradas no son hoy
igual que hace cincuenta años
cuando era la fiesta autentica
poder merendar pan blanco
la posguerra, el estraperlo
son episodios lejanos
y el tiempo de la juventud
nunca es un recuerdo amargo
Los setentones podemos
dar testimonio del cambio
sin juzgar si fue mejor
el presente que el pasado
el recorrido era el mismo
los caballos menos rápidos
el público mas viril
alguien diría más bárbaro
y los toros como siempre
cornudos y apaleados
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Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis..y siete con el manso
al salir de los mesones
ven como cierra el paso
el gremio de garroteros
con su mercancía en alto
y los toros que conocen
estas señales de tráfico
en contra de su querencia
de escaparse cuesta abajo
aunque mandan las derechas
doblan al lado contrario
casi siempre en sus designios
quedan cortos los gayatos
y salvada la barrera
a la puerta del juzgado
emprenden veloz carrera
junto toros y caballos
apenas corren cien metros
y aparece un nuevo obstáculo
paco roca gollori
como los mas veteranos
y manolo colás mosca
joaquin peñalver gusano
jaime borrás, pepe nina
quintos recién licenciados la mas bizarra cuadrilla
que nunca vieron los años
provistos de largas varas
se cruzan el mercado
y a la plaza del arroz
intentan meter el manso
los toros se arremolinan
escapan por cualquier lado
por la calle san diego
por la esquina del estanco
los caballeros nerviosos
sofrenan a los caballos
y tienen que dar la vuelta
mohinos y cabreados
mientras los mozos de a pie
causantes de su fracaso
les presentan su respeto
haciendo palmas de tango
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Así un día y otro día
entran toros rezagados
cuando no se marchan todos
y hay que ir al río a buscarlos
mejor que una entrada dos
dicen los aficionados
por que semana de toros
solamente hay una al año
los que se cansen de estar
de pie que esperen sentados
hasta que al final termine
la entrada sin ningún sobresalto
luego todo el mundo a comer
aunque sea con retraso
y julio chepa señor
de carreteros y carros
en el seguro pescante
del bar colon instalado
que invite a los caballistas a café copa y habano
¿han cambiado las entradas
o nosotros
somos los que hemos cambiado?
De siempre, como se detalle en el romance, la salida de los toros de la calle del Argén es uno de los momentos más emocionantes y peligrosos de la entrada.
Su destino es la plaza de los Mesones, donde esperan montados los caballistas; pero para llegar a ella hay que cruzar el principio de la calle de la Esperanza, cuya pendiente despierta la querencia de los toros a lanzarse velozmente cuesta abajo.
Tradicionalmente el gremio de garroteros (la calle de La Esperanza era su feudo) enarbolando, no garrotes sino gruesas y largas varas de latonero crudo, formaban un cuadro compacto a la manera de los piqueros del cuadro de "Las Lanzas" de Velázquez, para indicar a los toros cual era la dirección correcta.
Jamás, nadie osó tildar de maltratadores a los aguerridos garroteros, que, con el tiempo, pasaron sin tacha a ser historia.
Pero la curva de noventa grados que habían de doblar los toros a su salida del Argén para llegar a los Mesones, seguía siendo un punto neurálgico de la entrada, y, por lo tanto, alguien tenía que reemplazar a los desaparecidos garroteros... Así nacieron los que hoy se autodenominan "aventadores", por lo que no estaría de más que intentásemos desentrañar el significado de este neologismo segorbino de invención reciente.
Indudablemente "aventador" es el que avienta y aventar es echar aire a algo; también significa soplillo.
Ahora bien, en el habla segorbina "aventar" es sinónimo de "dar", "arrear" y "sacudir" y como nuestros "aventadores" no van a las entradas provistos de fuelles, abanicos o soplillos, sino de recios garrotes, aventar garrotazos tiene un indudable parentesco con maltrato.
¿No será esta una conclusión precipitada?
Creemos que si. La actuación puntual de los "aventadores" en un sitio de alto riesgo ¿no está encaminada a reducir la peligrosidad de la salida impetuosa de los toros del Argén y encauzarla hacia los Mesones?
La propia historia de la entrada avala esta interpretación. Segorbe fue una ciudad pionera en el respeto a los animales; la incorporación de los caballistas a las entradas en tiempos que el maltrato a la animales era parte inseparable de la fiesta, tenía como finalidad evitar o dificultar que los astados fueran apaleados durante las entradas. La prueba es que en todos los pueblos donde se celebran entradas de toros, la ausencia de caballos es notoria.
Ese es el origen -y el mérito- de la singularidad de nuestra entrada; ese es su mayor elogio y esa su mejor defensa contra las sospechas o imputaciones de malos tratos.
Dejemos, pues, que detractores y entusiastas polemicen: será difícil que nostálgicos e innovadores lleguen a ponerse de acuerdo.
Preguntemos, como en el romance: "¿han cambiado las entradas? ¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?
¡¡Que contesten jamoneros y charcuteros!!
Redacción/El Informal Segorbino/colaboración externa
7 comentarios :
"Segorbe fue una ciudad pionera en el respeto a los animales"
Ja Ja, como se puede ser tan falso, tan mentiroso y tan cínico. Si por algo destaca Segorbe es por su desprecio y burla a todo lo que signifique mejorar las condiciones de vida de los animales.
En mi vida había leído semejante barbaridad.
¿¿¿Y no es maltratar a los caballos de la entrada el hacerles correr calle abajo y dandoles con las espuelas y con la vara o con la berga para que corran mas???
¿¿¿y es stres que sufren los caballos con la multitud y cuando tiran el cohete???
¿¿O es que los caballos estan ahí por voluntad propia???
¿¿¿y cuando sufren una cornada o una caida???
Los que pegan a los toros, habría que pegarles a ellos con la misma fuerza.
Bonito poema que invita a la reflexión. Enhorabuena al autor.
Desde luego son muchas las cosas que han cambiado, y en cuanto al tema de los "aventadores"...
Soy de la opinión que si estos señores "sólo" enarbolaran sus garrotes para evitar que el ganado gire "a derechas" -como dice el poema-, me parece muy bien su presencia. Pero siempre en ese grupo hay algún bestia que utiliza su garrote para partirlo en el lomo del animal.
Pienso que si esos mismos "aventadores" se desicieran de esos maltratadores y los denunciaran públicamente - o le rompieran el garrote en sus costillas en lugar de en las del animal (es broma)-, no se generarían estos debates.
Al fin y al cabo, los caballistas también utilizan vergas para "dirigir" el ganado y a sus monturas, y nadie discute si eso es maltrato o no.
Ese mismo problema se observa en otras poblaciones del Palancia, donde siempre hay cuatro descerebrados que no utilizan el bastón para apoyarse o defenderse en caso de peligro, sino para maltratar al animal, haciendo además alarde de ello ante amigos y conocidos. Si no cambiamos el "chip", este tipo de actuaciones nos van a arruinar las fiestas taurinas.
Valoremos lo que tenemos, que no es poco.
Un Palantino.
Y no es maltratar a los caballos de la entrada el hacerles correr calle abajo y dandoles con las espuelas y con la vara o con la berga para que corran mas???
¿¿¿y es stres que sufren los caballos con la multitud y cuando tiran el cohete???
¿¿O es que los caballos estan ahí por voluntad propia???
¿¿¿y cuando sufren una cornada o una caida???
Pero que gentuza, como puedes decir eso?????????
SI NO OS GUSTANILOS AVENTADORES NI LAS ENTRADAS LO QUE TENEIS QUE HACER ES NO VENIR A VERLAS
UN SEGORBINO
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