Luis Cisneros / VOX |
¿Qué es un chollo? Ciñéndonos a la definición de la Real Academia de la Lengua (RAE), se trata de: “Cosa valiosa o apreciable que se adquiere a muy bajo precio o con poco esfuerzo”.
Ahora bien, ¿cuál es el origen de la palabra chollo? El origen se remonta al siglo XVIII, durante el reinado de Carlos III. En aquellos tiempos un italiano de Nápoles, llamado Cioglio, obtuvo una licencia para colocar sillas en las calles, principalmente en Madrid, durante la celebración de actos públicos que congregaran a gran cantidad de personas (desfiles, procesiones, etc.).
Con esa licencia, el tal Cioglio, se enriqueció rápidamente arrendando sus sillas a los que querían ver dichos actos. De ahí que el público asoció su nombre (Cioglio-Chollo) adaptándolo al español, y que hacía referencia a cualquier negocio que resultara una ganga o bicoca.
Esa definición define con gran exactitud los emolumentos que van a recibir todos y cada uno de los componentes del Parlamento Español, en sus dos cámaras, durante los meses que van desde la constitución de las actuales Cortes, hasta la disolución de las mismas.
O lo que es lo mismo, ciñéndonos exclusivamente al Congreso de los Diputados, los emolumentos van desde los 3.680 euros mensuales hasta los más de 12.000 del presidente. A esto cabría añadir las cantidades por pertenecer a alguna Comisión (1.000), o presidirla (1.500). Y, además, cabría añadir las dietas (1.800 Euros) más tarjeta para gasto de taxi, y móvil, portátil y algunas bagatelas más. En resumen, un gasto para, ni siquiera, haber sido capaces de llegar a ningún tipo de acuerdo.
Durante estos meses, a parte del Teatro del Absurdo que han protagonizado todos ellos, sólo han destacado por montar un pitote por el lugar que tenían asignado en el hemiciclo. Hecho éste, de vital importancia para España y que preocupaba hondamente a los españoles (manda güevos).
También se presentó otra propuesta definitoria para el devenir de nuestro país, y que fue la de eliminar la palabra Diputados del frontispicio del edificio de la Carrera de San Jerónimo, para que ninguna mujer de este país, se pudiera sentir ofendida (cómo si la verdadera igualdad se midiera por la cantidad de palabras de género femenino que hay por las calles).
Es decir, además del hecho de mirar, todos y cada uno de ellos, por sus propios intereses partidistas, ¿a alguien se le ha ocurrido pensar en España y sus verdaderos problemas? Me da que no.
Pero esto no acaba aquí, cómo muy bien ha escrito Jorge Sáinz en el digital El Español, uno de cada tres diputados seguirá cobrando tras la disolución del Congreso. 121 de estos casi mileuristas formarán parte de la Diputación Permanente hasta que se constituyan las nuevas Cortes.
Los 229 restantes podrán pedir una indemnización por ‘despido’, equivalente a casi dos meses de sueldo. No lo entiendo, no los despide nadie, son ellos mismos los que, con su incompetencia, han llegado a esta situación. Y ¿esto es un motivo para indemnización? ¿no sería esto una forma de despido procedente?
Es probable que los Sindicatos hayan negociado esta salida honrosa para los diputados, tan preocupados ellos en defender a los trabajadores. No hay que perder de vista las posibles subvenciones.
Ni más ni menos que este grupo de ‘sacrificados’ se compondrá de 60 titulares (21 PP, 14 PSOE 11 Podemos, 7 Ciudadanos, 2 ERC, 2 DL, 1 Grupo Mixto y 1 PNV) más otros 60 suplentes (Esto sí es un banquillo y no el del Real Madrid), más el Presidente del Órgano.
Creo que no seremos capaces nunca de comprender el innegable sacrificio que eso les puede suponer, aunque pienso que, con mucha menos gente, se podría funcionar igual y más barato.
He indagado para ver si el tal Cioglio acabó sus días adscrito a algún partido político, pero no, no consta o yo no he sabido encontrarlo. Su chollo lo consiguió con su idea de arrendar sillas. No pensó en hacerse Diputado.
Coordinado Medios de Comunicación Vox Castellón.
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